Excelente restaurant de campo en un lugar hermoso. Amplio, bien calefaccionado con grandes accesos y sobretodo, la comida es 10 puntos. Probé unos sorrentinos con jamon y nuez que eran increibles, mi pareja probo una brochette que era muy buena tambien. Muy recomendado el postre de peras al borgoña.
Cuando vi que estaba en el listado de restaurantes me pregunté si era justo esta calificación. Es un lugar con un parque que parece diseñado (al menos en sus juegos de colores) por Carlos Thays, con una hermosa pileta y con frondosos arboles que invita a pasar un hermoso día de relax.
La comida, en la que prestan toda la atención, si es en base a parrilla con carne muy sabrosas y con pollos que evidentemente son de un gusto diferente a lo que recibimos en nuestra capital. Las entradas y los postres son especiales y cambían en cada ocasión.
Faltaría nombrar que el espacio se integra por Vanesa que hace de guía y lo hace sentir a cada uno en su propio campo. Vale la pena visitarlo
Excelente restaurant de campo en un lugar hermoso. Amplio, bien calefaccionado con grandes accesos y sobretodo, la comida es 10 puntos. Probé unos sorrentinos con jamon y nuez que eran increibles, mi pareja probo una brochette que era muy buena tambien. Muy recomendado el postre de peras al borgoña.
Un hermoso lugar bien atendido con una parrilla con carne de calidad, excelente lugar para pasar un dia de campo tranquilo.
Cuando vi que estaba en el listado de restaurantes me pregunté si era justo esta calificación. Es un lugar con un parque que parece diseñado (al menos en sus juegos de colores) por Carlos Thays, con una hermosa pileta y con frondosos arboles que invita a pasar un hermoso día de relax.
La comida, en la que prestan toda la atención, si es en base a parrilla con carne muy sabrosas y con pollos que evidentemente son de un gusto diferente a lo que recibimos en nuestra capital. Las entradas y los postres son especiales y cambían en cada ocasión.
Faltaría nombrar que el espacio se integra por Vanesa que hace de guía y lo hace sentir a cada uno en su propio campo. Vale la pena visitarlo